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¿Cómo crear personajes perfectos?

Hola ¡Qué bueno que estés aquí! Eso quiere decir que tienes una película entre manos, o que tal vez te gustaría escribir una en algún momento. Y eso ¡Es una buena noticia! Sin duda, escribir el guión de una película, ya sea largometraje o cortometraje, es un proceso arduo, pero hermoso. Brinda muchas satisfacciones pero también necesita mucha dedicación. Si no nos preparamos para hacerlo, corremos el riesgo de avanzar a ciegas y frustrarnos como quien no encuentra la salida de un laberinto. A lo largo de este curso, estamos viendo los diferentes aspectos que conforman la narrativa cinematográfica y las técnicas que existen para dominar el arte y el oficio de escribir guiones. En esta entrega nos toca hablar de ... El arco dramático del personaje en relación al tema de la película Cuando vemos un film que nos gusta, a primera vista parece ser que nos están relatando una serie de acontecimientos que, ordenados de una cierta manera, conforman una historia interesante. Cómo si lo verdaderamente importante fuera eso que ocurre en la pantalla: esos eventos, esas circunstancias, esas acciones y reacciones que desencadenan nuevos resultados inesperados y emocionantes. Pero en realidad no es así. Lo verdaderamente importante es lo que esa serie de acontecimientos nos hacen sentir. Y sé que esto puede parecer evidente, pero créeme que es la clave para comprender cómo transformar una buena idea en una buena película. Si ponemos al espectador en el centro de la cuestión, es decir, si nos concentramos en lograr que capte nuestro mensaje; entonces percibiremos los elementos de nuestra trama (personajes, ambientes, acontecimientos, el punto de vista, etc.) cómo lo que verdaderamente son, los hilos que nos permitirán controlar al espectador como un titiritero hace con su títere. Todo lo que ocurra en la pantalla será un estímulo para que el espectador se emocione, ría, se asuste, etc. Y el conjunto de esas experiencias serán las que conformen el mensaje que le queremos transmitir. Y atención a esto: aunque el mensaje pueda ser expresado en palabras ("La familia es más importante que el dinero", "el fin justifica los medios", "el esfuerzo tarde o temprano trae sus recompensas", "Si no la controlamos, la tecnología acabará con la humanidad", etc.) se trata de un mensaje a nivel emocional. La mejor prueba de esto es que la mayoría de los espectadores son incapaces de expresar sintéticamente el mensaje de sus películas preferidas; pero sin embargo las entienden perfectamente a nivel emocional, disfrutan el proceso y terminan con la sensación de haber aprendido algo. Los personajes son uno de los instrumentos fundamentales con los que cuenta una película para transmitir su mensaje. Y de entre todos ellos, el protagonista es el más reelevante. Es el vehículo principal con el cual el relato llevará al espectador hacia la comprensión emocional del mensaje. Si el espectador se identifica fuertemente con el protagonista y vive la historia del personaje como si fuera la suya propia, entonces estará abierto emocionalmente a recibir el mensaje que le queremos transmitir. Para decirlo de una manera simple: nuestro objetivo es que al terminar la película el espectador se sienta diferente de cómo se sentía al comenzarla. Es decir, que sufra una transformación. Entonces, si buscamos transformar al espectador, el cual está identificado con el protagonista, resulta evidente que una manera muy efectiva de lograrlo es transformando al protagonista a lo largo de la trama. Esa transformación del protagonista es a lo que llamamos arco dramático. Una historia es una historia de transformación Tómate un momento para pensar en tus propias películas preferidas y verás que, en casi todos los casos, los protagonistas de la historia ( y en ocasiones otros personajes también) recorren un camino que los hace cambiar. Al final de la película son diferentes a cómo eran al comienzo. A veces la transformacion es profunda, en otros casos quizá es más sutil pero ciertamente significativa. Usalmente, esa transformación es positiva, es decir, el personaje termina mejor de cómo había comenzado. Pero también puede ocurrir lo contrario y que la película muestre su descenso hacia la locura, el odio, la muerte, etc. Es decir, una tranformación negativa del personaje. Todo comienza por el final Siguiendo la lógica que venimos manejando, si queremos provocar una transformación en el espectador, a través del personaje, para acceder a su plano emocional e implantar allí nuestro mensaje; entonces evidentemente el final de la historia será un elemento clave para lograr nuestra misión. Si sabemos hacia dónde vamos, es más fácil trazar el camino que nos lleve hasta allí. Ya te oigo decir: "Todo muy lindo con la teoría, pero concretamente ¿Cómo se hace?" Vemoslo con un ejemplo: Si el mensaje o tema de nuestra historia es "Más vale ser humilde pero honrado" es posible que elijamos cómo final de nuestra historia, una situación en la que el personaje debe elegir entre: hacer lo que es bueno para otros o sacar un veneficio personal. Dependerá de cada historia cuán sutil o evidente y cuán superficial o profunda, conviene que sea la transformación. Y también dependerá de ello cuándo y cómo debemos operarla. Si ya sabemos que al final de la historia nuestro personaje debe ser más humilde y más honrado, mayor será la transformación cuánto más soberbio y malintencionado sea al comienzo de la película. Y aquí cabe hacer una aclaración: nada tiene que ver el tamaño de la transformación del personaje con la potencia del mensaje. Es decir, un espectador puede verse intensamente conmovido por una pequeña pero significativa transformación del personaje. Porque en definitiva, es el mensaje lo que impacta emocionalmente al espectador; y el arco dramático del personaje es un recurso para construir dicho mensaje. También podemos operar esa transformación que buscamos, modificando las características de la situación final. Analicemos la diferencia fundamental que implicarían distintas consecuencias a la elección del personaje: Si sacar un beneficio personal trajera consigo consecuencias negativas, entonces elegir la opción honrada reflejaría un cambio superficial. En cambio, si no le trajera consecuencias negativas, hacer lo que es bueno para otros reflejaría una transformación mucho más profunda. Inclusive, la negación irónica de este mismo concepto ("al final no aprendió nada") resulta excelente para crear finales cíclicos. Estoy hablando de ese último minuto de la película en que, tras haber recorrido un largo camino de aprendizaje, al personaje se le presenta un dilema y elije la opción incorrecta. Ya vas entendiendo, ¿Verdad? La clave está en poner al espectador, y al mensaje que le quemos trasmitir, en el centro de la cuestión. Y a partir de allí, pensar cómo hacer que la pantalla refleje simbólicamente el tema del que habla la película. Es cómo si la película fuera una metáfora que utiliza a los personajes, los espacios, los acontecimientos, etc. para decir lo que realmente quiere decir; o mejor dicho, para hablar de lo que realmente quiere hablar. El tema Hasta aquí venimos usando mayoritariamente la palabra "mensaje" para hablar de lo que muchos teóricos llaman "tema". Elegí la palabra "mensaje" porque me parece más simple abordar el asunto pensando que la historia quiere decirnos algo concreto. Pero la cuestión es un poco más compleja. La película quiere establecer un diálogo con el espectador, hacerle preguntas y responder a las preguntas que el espectador le haga. Cómo una charla en la que el espectador es un participante activo, pero la película propone el tema de conversación. En el ejemplo anterior, en lugar de pensar en un mensaje cerrado como "Más vale ser humilde pero honrado" conviene pensarlo como un debate acerca de las ventajas y desventajas de la honradez y la humildad. Pero seamos sinceros, una conversación únicamente resulta interesante si existen diferentes argumentos que entren en conflicto. Incluso mejor si se plantean algunos alineados hacia cierta postura, otros diametralmente opuestos y hasta posturas intermedias; todas ellas muy sólidas y con serias posibilidades de convencernos. Todo esto ¿Te suena de alguna manera? Así es, cada personaje de la historia representa una postura acerca del tema del que se está debatiendo y cada conflicto y suceso de la trama es un desacuerdo entre distintas posturas. Sé que esto puede parecer complicado, pero has el ejercicio de verificarlo con tus películas favoritas. Verás que todo tiene un hilo conductor y que la trama va abordando esa misma temática desde distintos ángulos. De hecho es muy probable que te gusten muchas películas con temas similares entre sí. Es lógico, o acaso cuando vas a una fiesta, o a una reunión de amigos ¿No hay conversaciones que te interesan más que otras? Todo apunta a lo mismo En un artículo anterior de este mismo curso explicamos de qué manera la historia y los personajes son inseparables. Aquí ampliaremos esa noción. Cada acontecimiento de la trama, debe participar del diálogo que el espectador y la película están teniendo; cómo un argumento a favor, en contra, o una tercera vía al tema de la película. Si esto no ocurre, dependiendo de en qué momento se rompa el hilo conductor de la historia, el espectador experimentará alguna de estas sensaciones: Si al poco tiempo de haber comenzado la película, el espectador siente que no hay un hilo conductor que lo involucre emocionalmente con la historia y sus personajes; entonces sentirá aburrimiento y posiblemente no continúe viéndola. Si promediando la mitad de la película, el espectador siente que ese hilo conductor se rompe, es decir, que el personaje hace algo que no cuadra con su personalidad, o la historia comienza a hablar de un tema que no tiene relación con el que venía tratando; en ese caso el espectador sentirá fastidio y cierta decepción. Perderá interés y si continúa viendo la película, lo hará con una mirada crítica, ya no inmerso emocionalmente en la historia. Por último, si el espectador siente que, llegando al final de la película, ese hilo conductor de pronto se rompe; entonces sentirá la más amarga frustración que existe. Equivalente a la de haber sido defraudado, incluso traicionado por un ser querido. Recordemos que, para este punto, los espectadores estamos emocionalmente comprometidos con la historia a través de sus personajes. Hemos mantenido un diálogo con la película y nos hemos sentido a gusto de caminar con alguien que nos entiende, que tiene nuestros mismos intereses, nuestro mismo sentido del humor, nuestro mismo sentido estético, nuestra misma sensibilidad, etc. Y de pronto, sin ningún buen motivo, ese compañero nos abandona en la recta final del recorrido . Y atención, no estoy diciendo que la única manera de satisfacer emocionalmente al espectador sea con un final feliz. Sino con un final acorde al tema de conversación que venimos manteniendo. De hecho, un final amargo y triste puede conmover muchísimo a un espectador; siempre y cuando sea percibido cómo un evento perfectamente probable, o mejor aún, prácicamente inevitable.

Resumamos metafóricamente lo que venimos diciendo hasta aquí: La trama y los personajes son inseparables, cómo dos caras de una misma moneda. Imaginemos que el espectador hace girar esa moneda, cómo un trompo, sobre una superficie. La ilusión de que ese objeto ya no tiene forma de moneda, sino forma de esfera un poco traslúcida, es la conversación que el espectador está teniendo con la película. Y para que la moneda se mantenga girando sin problemas, ambas caras deben estar equilibradas. Por lo tanto, no existe un personaje que sea perfcto para todas las historias. Pero sí existe un personaje perfecto para cada historia en particular. La clave consiste en saber acerca de qué deseamos conversar con el espectador y encontrar una serie de acontecimientos que reflejen, en los personajes y las situaciones que atraviesan, ese mismo tema una y otra vez, desde diferentes ángulos y de distintas maneras, para producir en el espectador reacciones emocionales semejantes a la sensación de haber aprendido algo sobre el tema. Llegado a este punto, lo más probable es que te sientas de alguna de estas dos maneras:

  • Sientes que lo has entendido todo, has dado con una clave muy importante para guiar a tu instinto creativo hacia buen puerto.

  • Sientes que es demasiado complejo hacer que todo, hasta el más mínimo detalle, forme parte de una metáfora que refleje un concepto y produzca una reacción emocional en cadena.

Y déjame decirte que ambos tienen razón. Por un lado, antes que guionistas somos espectadores que vemos de antemano el potencial de una idea. Aunque no conozcamos hasta el más mínimo detalle de nuestra trama, la intuición nos dice que allí hay algo interesante para contar y el impulso creativo nos anima a escribirlo. Inclusive es posible que, en un primer momento, no podamos definir exactamente cuál es el tema de nuestra película. Porque estamos enamorados de ciertas circunstancias, situaciones, personajes, etc. y queremos darle vida a ese mundo que existe sólo en nuestra mente. Y eso aveces es un muy buen punto de partida. Pero por otro lado, cuando escribimos una película lo hacemos para que sea vista y disfrutada por otras personas. No alcanza con que a nosostros nos parezcan geniales las escenas, los personajes, sus diálogos, los giros dramáticos y el resto de elementos que conforman la trama. Hace falta que al espectador le ocurra eso mismo también. Y para eso, es necesario saber de qué trata realmente nuestra película, cómo estructurar nuestro relato de manera dramática y por qué es importante generar contraste entre los personajes. Hemos llegado al final. Espero qué como el espectador de una buena películas sientas que has aprendido algo. Y si algo no quedó delm todo claro, siempre puedes enviarme tus dudas o sugerencias. Te invito a explorar los artículos de este curso para seguir aprendiendo más acerca de escritura narrativa cinematográfica. Muchas gracias por leer. Hasta la próxima!

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